Por la noche…

 

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Fotografías y Textos Ruben Camarillo.

Definitivamente la fotografía no conoce de horarios, claro tiene sus horas maravillosas y por supuesto sus días, a título personal creo que depende un poco también del estado de ánimo del fotógrafo, pero hacer fotografía urbana nocturna puede ser una delicia, jugar con las luces encendidas de los escaparates, edificios de oficinas, entradas de departamentos, monumentos, avenidas, etc., pero básicamente es jugar con las velocidades bajas de la cámara.

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Mi persistencia por caminar me ha llevado a lograr muy buenas tomas nocturnas, insisto depende del estado de animo, caminar Reforma o avenida de los Insurgentes, incluso el mismo Centro Histórico en una noche calmada, puede ser una delicia para el ojo de un fotógrafo.

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Cargar la mochila una tarde con cámara, óptica y tripíe es de por si ya una experiencia, el tema de escoger con que lentes se va a fotografiar, yo recomiendo que utilicen lentes rápidos o con la mayor apertura de diafragma posible, por supuesto todo depende de cual sea la intención de las fotos que pretendan lograr, si van en busca de barridos o de lucir algún lobby o escaparate, pero siempre es bueno es tener un lente rápido en la mochila, la creatividad no tiene palabra.

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En lo personal busco alguna buena luz del alumbrado público, que tenga debajo alguna pareja, indigente o persona, se logran cosas muy interesantes, un edificio con las escaleras de servicio iluminadas, la entrada del algún edificio con el guardia de seguridad leyendo el periódico, incluso la fachada de una tienda de ropa con los escaparates iluminados, arriesgando un poco la fotografía. Imaginen la siguiente escena, el de los tamales de la esquina a contraluz de un farol, la silueta y el humo de la olla se dibujan de una manera increíble.

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Lo que hacia hace algún tiempo, era reunirme con dos muy buenos amigos y salir a caminar Reforma desde la entrada del Castillo de Chapultepec, comenzábamos por el puente que da a circuito interior, sin ignorar torre mayor por las tres caras posibles para ser retratada, caminábamos hasta la Diana y muchas ocasiones arriesgando un poco el físico nos colocábamos al pie de la fuente, e ir alejándonos hasta llegar a la banqueta, el hecho de jugar con la velocidad de obturación entre el agua de la fuente y el pasar de los autos era un espectáculo de luces y barridos, caminando haciendo muchísimas paradas, muchas veces en el día pasamos frente a algún edificio y no le damos mucha importancia, pero la noche es mágica y siempre nos mostrara una cara diferente de la ciudad, por la noche como dice la Mala Rodríguez, “oyendo el ruido que hacen los animales y los coches, hago pieza de coleccionista…”

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